El corto siglo XX (inglés: The short twentieth century) es un concepto originalmente propuesto por Iván Bered (Academia Húngara de Ciencias) que fue desarrollado por el historiador y autor marxista británico Eric Hobsbawm, para referirse al período de 77 años comprendido entre 1914 y 1991, entre el comienzo de la Primera Guerra Mundial y el colapso de la Unión Soviética.
Para Hobsbawm, el “corto siglo XX” se explica por la relevancia que da al surgimiento y derrumbamiento de la Unión Soviética, entendiendo que la alternativa planteada por el comunismo al capitalismo representa el hecho definitorio del siglo. Se comparta o no este último criterio de Hobsbawm, los historiadores consideran un hecho que los años de la Gran Guerra suponen una divisoria fundamental en la historia europea y –aunque en menor medida- en la mundial.
Y es que la I Guerra Mundial de 1914-1918, unido al influjo de la Revolución Rusa, alteró los regímenes políticos, modificó la sociedad, transformó la economía e impulsó nuevas ideologías, poniendo fin al largo siglo XIX. En realidad fue sobre todo una Guerra Europea, fruto de un enfrentamiento polarizado entre dos bloques de potencias europeas, siendo el continente el centro principal y casi exclusivo de sus operaciones. Esto hizo que, aun siendo sus consecuencias de amplio espectro, afectara a Europa con mucho más fuerza y alterara mucho más a este continente que a ninguna otra zona del mundo.
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